domingo, 24 de octubre de 2010

Prepotentes y afligidos.

(Alrededor del Evangelio de hoy.)
Así leería yo, llevada al ámbito cotidiano, la parábola de Jesús que contiene el evangelio del domingo de hoy. En al trato con la gente, siempre nos encontramos con estas situaciones y con estas personas. El que viene a ti, no a pedir, sino a exigir, el que no se atiene a más razón que no sea la suya. El que parece perdonarte la vida cuando accede a escucharte. El que nunca se engaña ni se  equivoca.  El que toma la palabra y luego no la suelta. El que no  es capaz ni siquiera de musitar una excusa cuando ha “metido la pata”. En la Biblia los llaman soberbios de corazón y ellos… ¡no verán a Dios! Ese es el nuevo fariseo, el doctor de la ley. Ante Dios es un auténtico “fantasma”.
Por el contrario hay otra gente que sabe  estar ante los demás. Que llega a ti pidiendo un favor. Que no levanta la voz, que se pone nervioso e incluso no se atreve a opinar porque se cree un ignorante, que duda y vacila antes de dar cualquier paso, que se azora cuando piensa que está ante gente importante.Que piensa que todos deben ser respetados y escuchados. Que no cree tener fuerzas y luego es el que más aguanta las situaciones difíciles. Ese es el humilde y sencillo de corazón, el que sin duda saldrá justificado, el que verá a Dios…

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