sábado, 13 de noviembre de 2010

Señores obispos: ¡No es eso, no es eso!

¿Quién cuida de la imagen de la Iglesia? ¿Quién procura que los que les son hostiles no tengan argumentos para atacarla? ¿Cómo es posible que a estas altura algunos miembros destacadísimos de la jerarquía no tengan la suficiente sensibilidad para apercibirse de que su presencia prepotente y nada discreta en ciertos actos no hacen más que echar leña al fuego del anticlericalismo (mejor: anti-obispismo y perdón por la palabreja).
¿A santo de qué investir “doctor honoris causa” al ex presidente José Mará Aznar en la universidad católica? ¿A quien favorece y a quien perjudica? ¡Qué ha hecho él por la universidad y por la Iglesia? ¡Un personaje tan escorado hacia ciertas posiciones más que discutibles en el mundo de la política conservadora más rancia…! ¿Nadie en la jerarquía se da cuenta de que ese señor cada vez representa los valores de la derecha más retrógrada? ¿No deberían nuestros señores obispos darse cuenta de una p… vez que la Iglesia debería ser sensible y delicadamente neutral ante lo que representan ciertos personajes? ¿En qué situación se pueden encontrar los católicos incluso de la derecha normal,  o los del centro o también de la izquierda moderada ante estos hechos?
Tal vez sean muchas preguntas pero lo cierto es que por las fotografías salidas en prensa el acto podía haber sido diseñado en su puesta en escena por el mismo Federico Fellini. Allí, como pavos reales, con sus mucetas de colores, sus medallones y condecoraciones se exhibían los catedráticos junto a un Aznar que cada vez se parece más a su propia caricatura. Y coreando a éstos, nuestros señores obispos, con sus sotanas con botonadura roja, sus fajines colorados, sus esclavinas, sus pectorales y su solideos y  birretes… Algunos orondos y gorditos, dignos de ser captados por la prensa anticlerical, otros con sonrisa complaciente y de complicidad. ¡Una exhibición de pavos reales! ¡Señores obispos, bájense de su torre de marfil, vivan las realidades del pueblo y no hagan política de un solo color y, con discreción, eviten esa feria de las vanidades!

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