domingo, 12 de diciembre de 2010

El Nazareno, “secuestrado”.

Aunque pueda parecer ciencia ficción religiosa, lo cuento tal cual es.
En El Cabanyal, donde ejerzo mi ministerio, hay una Semana Santa muy arraigada y tradicional. Las cofradías giran alrededor de algún misterio de la pasión que patentizan en imágenes. Éstas suelen ser propiedad de la Parroquia o de la misma cofradía, cuyos hermanos han costeado y mandado esculpir. Se guardan en el templo parroquial. Pero otras (¡) son propiedad particular y se custodian en los domicilios de sus propietarios. Cuando llega el momento de las procesiones,  o el culto en el templo, “las ceden” a la cofradía y muy bien. Pero ¿qué ocurre cuando los dueños de una imagen riñen o no están de acuerdo con la cofradía titular de la imagen? Que dicen que “su” imagen no sale de su casa…  y entonces la cofradía se encuentra que no tienen paso  para la procesión o para presidir sus actos litúrgicos.
Este es el conflicto que parece está pasando con una sencilla cofradía que tengo en la Parroquia que se llama Corporación de Longinos (popularmente les dicen “Ronquinos”)  y las dueñas de una imagen de tamaño natural (muy conseguida y que mueve a devoción) de Jesús Nazareno.  La imagen se realizó, hace más de sesenta años,  a expensas de unas seis familias, que periódicamente la alojaban en sus casas, hasta que se perdió ese ritmo, se desentendieron y se quedó la imagen en casa de dos hermanas solteras ya descendientes de una de aquellas familias . Ellas –son ahora muy mayores- con celo, mimo y esmero la han cuidado como si fuera un miembro de la familia. El Jesús Nazareno lo tienen en  una habitación, dentro de una urna y ellas se encargan de su limpieza, de su mantenimiento, vestuario, etc. Durante la Cuaresma la imagen presidía el altar mayor del templo y en Semana Santa salía con su anda-trono en las procesiones de la Corporación de Longinos.
Ahora, se niegan a que la bella imagen salga de su casa. Los “ronquinos” dicen que es porque hay gastos que no quieren o pueden asumir… la cuestión es que es una verdadera lástima que una imagen religiosa (para qué sirve, si no es para contemplarla y través de su belleza elevar el corazón a Dios) se quede “secuestrada” en una casa particular después de haber sido contemplada en el templo, en las calles, con devoción y admiración por tanta gente.
A mí me gustaría que el conflicto se resolviera y la imagen regresara al culto público.

1 comentario:

  1. Estoy totalmente deacuerdo con usted don Jose luis.tengo 53 años y desde niño me encanta ver las procesiones de la semana santa,aunque nunca he pertenecido a ninguna cofradia,pero siempre que me lo permite mi trabajo acudo a ver los desfiles con sus respectivas imagenes y veo que es una lastima que por orgullo o disputas una imagen no pueda ser admirada por los demas.espero y deseo que este conflicto se resuelva para bien de todos.un saludo

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