martes, 4 de enero de 2011

Navidades bajo la manta

Un estúpido resfriado, de esos que se cogen en época de frío, ha hecho que pase unas navidades algo extrañas: casi bajo la manta. He tenido que estar al pie del cañón en las cosas de la parroquia y así no había quien curase el cargante constipado que era tan fuerte que me dejaba K.O. Del calor de la camita y las mantas pasaba a la refrigeración polar del templo: nuestras iglesias en invierno son cruelmente frías. Y ésta  de El Cabanyal suma además la intensa humedad del mar cercano.

Pero como no hay bien que por mal no venga, también algunas ventajas he sacado: por lo pronto he dormido muchas horas, me “he perdido“ las farragosas comidas familiares y amistosas, no he andado errabundo por los pasillos de los espacios comerciales del consumo,  he disfrutado bastante oyendo música, he leído bastante y he visto unas cuantas películas.

Si no fuera por la incomodidad de los estornudos, de los mocos, de las toses, del “trancazo”, de lo asqueroso que es tomar jarabe, creo que el saldo todavía es positivo. Aún no puedo cantar victoria, pero el constipado ya va para atrás.

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