miércoles, 6 de abril de 2011

Leer poesía, escribir poesía

Leer poesía  es algo que hay que  hacer constantemente. En cierta manera la poesía la reescribe el que la lee, porque traslada las palabras impresas del poema a la sede de su corazón.  Con palabras del poeta Luis García Montero: «El buen poema es una partitura. El lector de poesía no es el oyente del concierto, es como el músico que interpreta esa partitura».
Siempre tengo en mi mesita algún libro de mis poetas preferidos. Los versos que leo me dan bonanza, sosiego, paz, antes de dormir,  y me ayudan a  entregarme en las manos de Dios  como si fueran una plegaria, porque todo poema es en el fondo una oración musitada por  otros, a través de la belleza que proclaman.
Estoy ahora leyendo los poemas de García Montero en su último libro “Un invierno propio”, editado por Visor. ¡Qué altura y profundidad los versos de este profesor granadino! Consciente y clarividente de lo que aqueja al ser humano, plantea con belleza intimista esta angustia que nos sofoca en este tiempo de quiebra de valores y propone salidas y camino futuro a la encerrona con la que la crisis económica, que es también una crisis espiritual, nos anda asediando. «La crisis no es sólo un problema económico —continúa Luis—. Es la quiebra de valores. El ser humano no puede ser un lobo para el ser humano, hay que buscar también una reivindicación de los sentimientos».
«Debemos quitarnos las gafas de la rutina, las gafas dogmáticas, hay que buscar la mirada propia, y entonces las gafas son metáfora de la conciencia que quiere seguir observando con honestidad y libertad la realidad».
Yo os recomiendo, amigos lectores, que leáis poesía.

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