sábado, 15 de octubre de 2011

Cuanta razón tienen los pobres

Mi amigo Ximo, que vive en Roma, escribe esto en su blog: 
La plaza Farnese con su palacio diseñado por Miguel Angel
Estamos disfrutando un rato del fresquito del anochecer en la piazza Farnese.

Se acerca un señor cargado con unas bolsas de plástico y, levantando con la mano derecha una monedita, nos dice:
-Por favor… Sólo os pido un céntimo.
Alguien se saca una moneda de 20 céntimos y se la da.
Entonces, el mendigo, señalando hacia la terraza del restaurante Campioneschi, el más famoso de la plaza, nos dice, alzando la voz:
-Ahí, ahí se sienta la gran prostituta, borracha de la sangre de los santos. Siempre ha habido abusos… pero como ahora, con la violencia de ahora… no. Ése es uno de los mejores restaurantes de toda Italia, donde van Julia Roberts, y Raul Bova, y los guapos y ricos del país… Esa es la nueva violencia: la exhibición del lujo, la exhibición del dinero, la provocación de lo superfluo. El final de los tiempos. El Apocalipsis ya ha llegado. Hay gente que vende zapatos de 5000 euros, y hay gente que compra zapatos de 5000 euros, y se los pone para que los demás sepan que es capaz de tener unos zapatos de ese precio. Gente que cambia de zapatos tres veces al día, y no se los vuelve a poner. Y lo hacen a la vista de quien no tiene ni para comer. La provocación del lujo. Gente enferma. El opio del pueblo no es la religión, contra lo que decía Marx, sino la moda, ese vivir preocupado por “qué voy a ponerme hoy”. Y yo soy peor que ellos, porque yo lo sé, soy consciente de las cosas, mientras que ellos no. La kenodoxia. Ahí está el problema. Buenas noches.
Y se marcha.
Humm.
Menuda profecía nos ha ofrecido por 20 céntimos.
Si lo sé le doy un euro.

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