martes, 11 de octubre de 2011

La vida, paso a paso


Muchas veces, la naturaleza y la vida nos ofrecen la ocasión de renovarnos, de empezar de nuevo, de emprender el camino de la vida que se nos hace, por la fuerza de la costumbre o por su dificultad, arduo, pesado o  rutinario y aburrido. Son las más de la veces sucesos o eventos tan sencillos y cotidianos que si no los advertimos, pasan desapercibidos. Por eso hay que redescubrirlos y admirarlos con los ojos de un niño o con la emoción de un adolescente enamorado. 

¿Habéis alguna mañana, si vivís cerca de la montaña, ascendido a una de ellas y desde allí, ver cómo el sol emerge del horizonte, de entre las otras montañas vaporosas, cuyos perfiles parecen líneas sobrepuestas? ¿Alguna mañana, en la línea de la playa, mientras las olas se empeñan en lamerte los pies desnudos, habéis esperado a que el sol se levantara sobre la línea infinita y perfectamente curva del mar?  Habéis sentido que podíais pasar página en la vida, sencillamente, porque habéis cambiado los muebles de vuestro hogar o habéis pintado vuestra vivienda? Que habéis pensado cuando habéis sostenido entre vuestros brazos a un niño recién nacido?

Hay más: meditad estas experiencias teniendo sobre vuestro hombro la mano amiga, amorosa e invisible de Dios: ¡Que vigor y brío para andar el camino con la misma ilusión del mar y la montaña que resucitan todos los días!

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