En el ABC del domingo pasado, aparace un reportaje sobre los efectos y consecuencias que ese evento religioso, multitudinario y mundial ha podido tener en los jóvenes que han participado en él con inusitado entisiasmo. Hay un pequeño suelto, escrito por un periodista desde Roma, que da en el clavo: el encuentro de los jovenes cristianos en Madrid ha afirmado creencias vacilantes, ha vestido de alegría juvenil el mensaje cristiano (que precisamente desde Roma y la CEE se reviste tantas veces de tedio y tristeza) y ha empujado a muchos a manifestar publicamente su fe.
Todo lo que sea personalizar, experimentar y compartir con los demás el encuentro con Jesús de Nazaret, el Cristo, es puro Evangelio ( o sea una Buena Noticia)
Pero al ABC el subconsciente también le traiciona: como periódico más que conservador, en lo mas amplio del reportaje repite esa manía que algunos curas y obispos desean en secreto: contra más chicos entren en el seminario para hecerse curas y chicas ingresen en los convevntos para hacerse monjas, la JMJ habra sido un rotundo éxito.
¿Desde cuando Jesus de Nazaret ordenó curas y presidió profesiones de monjas? ¿No debe ser más valorado que haya más laicos cristianos verdaderamente comprometidos, viviendo intensamente su fe, que una iglesia donde el clero siga imponiendo su preponderancia y su aburrido estilo clerical?
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