miércoles, 11 de enero de 2012

Los “best sellers” de J. L. Martin Vigil.



“La vida sale al encuentro”, “Sexta galería”, “Una chabola en Bilbao”, “Los curas obreros”… fueron novelas que en los años sesenta tuvieron un fulgurante éxito en la España triste y reprimida de la dictadura. Su autor, José Luis Martín Vigil,  que había sido jesuita, murió el año pasado sin que ni siquiera transcendiera a la prensa. Hoy se ha dado noticia de su muerte, sólo, en una residencia. En su época, que fue la del final de mi adolescencia el éxito rotundo le acompañaba. Sus libros, que afrontaban algunas situaciones tabú, en era de censura, se leían con morbo e interés. Era un escribidor de libros con acierto –escribía lo que la juventud de aquella España necesitaba-. Alguien parecido, salvando las distancias, a Arturo Pérez Reverte. Libros “light” para lecturas “light”.

Yo también leí sus primeros libros, aunque ya andaba coqueteando, quizá prematuramente con Kafka, Dostoievski, Unamuno, Julien Green, Gilbert Cesbron e incluso con Maxence van der Meersch (que era en aquel tiempo un novelista “muy fuerte”). Aunque muchas veces no me llegaba a enterar debido a mi bisoñez, ya percibía la flojera de las novelas de Martín Vigil.

Ahora ha fallecido un autor que en su tiempo escribía libros y los vendía como rosquliias. En un periódico nacional, un escritor y poeta cuyos versos no me gustan y que va de “Oscar Wilde” por los cenáculos literarios, ha querido manchar su nombre contando algunos detalles escabrosos de su vida privada, seguramente como venganza porque aquel vendió más libros que él no puede.  Como si Martín Vigil no hubiera tenido bastante con la soledad última de su vida.
Descanse en paz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario