domingo, 12 de febrero de 2012

Menudo palo



¡Menudo palo la lectura primera de hoy domingo! Las leyes sobre la lepra que dio Moisés eran contundentes y crueles. Se nos erizan los pelos al pensar en la situación en que quedaba el que a lo mejor tenía un eczema.

En tiempos de Jesús ocurría lo mismo. La literatura y el cine (¿Quién no recuerda la espeluznante escena de “Ben-Hur”, en que éste visita a su madre en la mazmorra donde estaban encerrados los leprosos?) ha rodeado de un halo siniestro a los leprosos.

Prohibidísimo tocar. Jesús lo sabía: no tocarlos no sólo por  higiene, sino porque él mismo sería impuro religiosamente. Y Jesús (dice el evangelio, casi sin darle importancia) lo toca y dice : “-¡Quiero, queda limpio!”. ¿Qué valiente, qué atrevido, que libre Jesús! Por ayudar a cualquiera se saltaba leyes, reglas y tradiciones. Este es el Jesús que me gusta y así me agradaría que fura mi Iglesia… y yo.

(Hay otra lectura más piadosa de este evangelio: la lepra e el pecado, los leprosos o nosotros, pecadores  Jesús que perdona- Me parece piadosa y moralista, pero también vale).

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