sábado, 4 de febrero de 2012

Un reconfortante encuentro



Ayer, en el vestíbulo de un cine del centro, me encontré con cuatro antiguos alumnos míos (no tan antiguos: todavía siguen en el instituto; tienen unos dieciséis años). Aparte deque los tres años transcurridos  les había cambiado el aspecto, sobre todo, la estatura, enseguida con gran alegría me saludaron. Ellos habían salido de una de las salas y yo estaba a punto de entrar a ver “J. Edgar” del gran director Clint Eastwod. Me dijeron que precisamente acababan de ver esa película. 

Me quedé sorprendido porque esperaba que habrían ido a ver “Promoción fantasma”, el último bodrio para adolescentes disparatados. Les di la enhorabuena por su sabia elección de película y ellos me respondieron que después del gusanillo del buen cine que yo les había inoculado en clase, pasaban de chorradas cinematográficas. 
Es reconfortante descubrir que lo que en la enseñanza y educación siembras, no se pierde. Aunque sólo sea la afición al buen cine.

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