martes, 1 de mayo de 2012

Bella y emotiva ceremonia en el 1 de mayo.



Mientras con gritos, pancartas, y banderas rojas de 1 de mayo se pide en manifestaciónes de calle, un mundo nuevo donde impere la justicia, en la pequeña parroquia de Nazaret, aquí en Valencia, he asistido a la bella y emotiva ceremonia de la ordenación de dos diáconos pertenecientes a la Congregación del Santísimo Redentor (Padres Misioneros Redentoristas). Una pequeña comunidad lleva la pastoral de esa Parroquia. Un montón de sacerdotes y religiosos redentoristas los acompañábamos, junto a D. Carlos, nuestro arzobispo que parece tener el don de la ubicuidad. Antes, había presidido el funeral de primer aniversario de nuestro antiguo cardenal, D. Agustín fallecido hace un año.

Ha sido una hermosísima ceremonia, muy bien preparada con un aire, pese a los estrictos protocolos litúrgicos, muy juvenil y fresco. Yo lo he pasado muy bien participando y recordando cuando hace muchos años atrás, también fui ordenado diacono: un ministerio que en los tiempos que corren, cada vez se está revalorizando más.

Mi más sincera enhorabuena y mi deseo de que Dios os bendiga, Víctor y Damián, nuevos diáconos.

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