jueves, 7 de junio de 2012

Un día doloroso


 

Hoy ha sido un día doloroso. No padecido directamente por mí, sino por el dolor que he tenido que ver a mi alrededor y del que he sido testigo. He tenido que hacer el entierro de un hombre muy joven, aniquilado por el cáncer y acompañar  la angustia de una persona amiga cuya hija de quince años ha sido sometida a una operación gravísima, debido a un tumor en la cabeza. El riesgo de lo peor es hasta ahora inmenso.

Por ambos he orado intensamente: he podido ver que junto al mismo llanto de Dios, (yo no creo en un Dios impasible: sí, Dios llora cuando nosotros lloramos)  está el amor sufriente e intenso de sus familias porque  en medio del dolor siempre esta él amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario