miércoles, 29 de agosto de 2012

En el corazón de las tinieblas



Ando horrorizado y con el corazón encogido, cuando veo en la tele o en la prensa la tristísima y horrible resolución del caso de la desaparición de los dos niños de Córdoba. También, el resultado del juicio del autor de la masacre de jóvenes en Noruega que ha sido juzgado estos días.

Me pregunto qué ha habido en el corazón de esos dos hombres que les movió a cometer esos horrendos crímenes. Miro sus rostros y a la vez no quiero mirarlos, porque pese a todo me parecen rostros normales, como puede ser el mío. Me dan miedo no solo por lo qua han hecho, sino porque esa semilla del mal que ellos han dejado crecer en su corazón, también puede estar en el mío.

Así que le pido a Dios que no permita que en los corazones de los hombres germine la maldad en ese estado puro  que ha surgido en estos dos asesinos. Han sembrado la desdicha a su alrededor y  ellos están ya viviendo en el mismo infierno, en el mismo corazón de la tinieblas.

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