martes, 25 de septiembre de 2012

La mejor pelicula de la historia del cine



¿”Vértigo” o “Ciudadano Kane”? ¿Eros y muerte o poder y soledad? Esa es la alternativa que a nivel del mundo del cine ahora se presenta a los aficionados al cine a la hora de elegir la mejor película de la historia del cine. Más que discutible, porque aparte de esa lista que hoy ofrecen los sesudos críticos de cine (y veleidosos), hay otras publicaciones que ofrecen otros títulos. ¿Concedemos el privilegio de la duda a los entendidos en el séptimo arte?.

La historia es la siguiente: cada diez años la prestigiosa revista especializada en cine “Sight and sound” convoca a unos doscientos cincuenta críticos para que elijan las diez mejores películas que se han producido. Cada diez años los puestos en el ranking han tenido algunas variantes (películas que entraban o salían, bajaban o subían  del pódium de honor). Desde que se hizo esa valoración, Ciudadano Kane, fue siempre la primera. Le rondaban “El acorazado Potenkim”,” La regla del juego”… pero este año no ha sido así. ”Vértigo”, la soberbia e intrigante película de Alfred Hitchcock se ha hecho con el primer puesto.

“Vértigo” es la obsesión de un hombre por la muerte y por el erotismo que de una mujer se deprende. Es un filme muy psicológico, donde el punto de vista lo dan siempre sus dos protagonistas. En ese sentido en un filme de temática posmoderna: donde la verdad no existe o es fragmentaria y ante esta niebla donde se diluyen las certezas, solo el deseo,  el eros puede darnos alguna. En el fondo “Vértigo” es un filme de pensamiento débil sobre la verdad: tal vez por eso haya sido la ganadora.


Por el contrario, “Ciudadano Kane” es mucho más objetiva y crítica con el ser humano. Su análisis del hombre sediento de poder y la soledad a la que le conduce es un mensaje mucho más objetivo. En el fondo, como “Vertigo”, no deja de señalar al hombre  herido que es el hombre actual. Pero no es nada subjetiva. El punto de vista que utiliza el  gran Orson Welles es múltiple pero hay una única verdad: la de un meta narrador - la misma cámara-,  a la que le es dado conocer la clave de toda la película:”¡Rosebud!”. Welles todavía piensa que si al hombre le fuera dado el código -¡ese trineo, símbolo de la inocencia de la niñez!-, aún alcanzaría la felicidad.

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