sábado, 22 de junio de 2013

Perder (a propósito del Evangelio del Domingo)



De sopetón, una pregunta directa de Jesús: "Y vosotros,  quién decís que soy yo?". Pedro le contesta con toda una confesión de fe: "¡Tú Eres el Mesías, el Ungido de Dios!". La pregunta también se dirige a mí: ¿qué significa  Jesús para mi vida y mi existencia? ¿ Es Jesús una idea, una teoría, un personaje histórico o alguien muy real que, estando a mi lado, me ayuda y compromete mi vida hoy.

Y Jesús manda silencio sobre condición divina. No quiere aparecer como alguien extraordinario. La normalidad de su vida comprometida con los hombres es su regla, es su identidad.

Les habla de cosa duras, difíciles: "Cargar con la cruz, perder la vida". No buscar sacrificios y dolores ajenos, (bastantes tiene la vida) sino aceptarlos con coraje y enfrentarse a ellos. “Cargar con la cruz” significaría también aceptarse a uno mismo tal como uno es, sobre todo con esas imperfecciones y fallos que nos lastran. “Perder la vida” no es morirse, sino dejar atrás esos valores y actitudes negativas que provocan que nos alejemos de los hermanos, y por tanto, de Dios. Ganaremos entonces otra vida que es la auténtica, la que nos hará felices, la que dará sentido a nuestra existencia

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