domingo, 10 de agosto de 2014

A propósito del Evangelio del domingo: " Y en la brisa estaba Dios..."



Hoy os invito, pasados los calores del mediodía, cuando a la tarde salgáis a pasear o estéis sentados a la sombra en  conversacion de amigos,a que os apercibáis de que esa brisa que os alivia de la dureza del sol, que os roza el rostro con su frescura, es la mano amorosa de Dios que os acaricia.

Porque Dios se nos aparece no sólo en el trueno ni en la tempestad, ni en las catástrofes  o en los grandes eventos dichosos, sino sobre todo en la sencillez de nuestro corazón humilde. ¡Feliz Domingo!

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