miércoles, 20 de agosto de 2014

Levantado el veto a "San Romero de América"



Con frecuencia las canonizaciones de santos que hace la iglesia son muy discutibles. Detrás de hacer santo a un cristiano o cristiana, están los intereses, entusiasmos y fervores de las órdenes religiosaso de sus discípulos. Así como es evidente que se hagan santos a algunos cristianos con cierta lentitud (Juan XXIII, por ejemplo, que tardó muchos años en serlo) se necesitan los milagros (¡). Otros llegan a los altares con una vertiginosa velocidad. No digamos nombres pues además siembran un cierto desconcierto en grandes sectores de la iglesia.  A otros, como sabia criba, se les obstaculiza el camino de la santidad oficial. Y es que la Iglesia es muy prudente.

Pero a veces  se cometen injustos errores. Como es el caso del arzobispo Monseñor  Oscar Romero, cuya causa de beatificación se paralizó el año 2005. El pueblo de América del Sur ya lo venera como “San Romero de América”. Pero en ciertos sectores del Vaticano cercanos al entonces cardenal Ratzinger, la inquina hacia él era tremenda: fruto de la sospecha y prejuicios hacia la Teología de la Liberación.

¡Qué bien!. Ahora el papa Francisco ha levantado el veto a la beatificación del arzobispo Romero, que fue asesinado en El Salvador cuando decía Misa. Es una coherencia más de este Papa Francisco,  a quien aquí nos unimos hoy en el dolor a causa del fallecimiento de familiares muy cercanos en un accidente de coche.

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