miércoles, 19 de noviembre de 2014

La renuncia de un amigo


Don Manuel Ureña Pastor ha sido hasta hace muy pocos días el Arzobispo de Zaragoza. Ha presentado su renuncia al cargo y el papa se la ha aceptado enseguida. ¡Qué rapidez!
El motivo es su salud: afirma que su corazón no está muy fuerte, y que su salud es precaria. Yo le veo muy bien a tenor de las últimas fotos salidas en prensa.

Hay rumores de que un "centro de poder " eclesiástico en Zaragoza lo ha desplazado de su cargo de Arzobispo. No sé si será verdad, pero todo es posible y más cuando parece que la sombra de Rouco y otros cardenales eméritos sigue pesando como una losa en la Iglesia española.

No sé sí sentirlo porque me imagino a D. Manuel, feliz, muy aliviado de la pesada carga de su cargo.

Yo, a don Manuel Ureña Pastor, le llamo familiarmente “Manolo” cuando estamos en privado. Codo con codo -es de mi misma promoción- compartí con él muchos años de mis estudios en el Seminario. ¡En nuestros pinitos literarios intentamos escribir una novela juntos! Llegamos a ser muy buenos amigos, aunque posteriormente el cargo suyo nos alejó.


D. Manuel tuvo siempre pinta de cura de pueblo y siempre Manolo ha sido el amigo leal, bromista y alegre.

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