martes, 30 de diciembre de 2014

Osoro, el obispo que no tenía mano de obispo



¡Qué romance, qué idilio está viviendo el periódico “El País” con el arzobispo de Madrid y antes, nuestro, don Carlos Osoro! Hablando pestes de la iglesia y de la mayoría de sus obispos, el llamado periódico de los “progres”, cuando menciona a Osoro, sus páginas parecen cambiar de color.

Ayer mismo, lunes, en la entrevista que le hacen en la sección de Sociedad, no podían hablar mejor de él: de su campechanía, de la distancia que hay ido ya marcando con Rouco, de su decisión de suprimir el macro-encuentro de las familias  en la plaza de Colón, de su entrevista de cuatro horas con Kiko Argüello valedor de dicha concentración, de su visita anónima -sin luz ni  taquígrafos- a un poblado de chabolas del extrarradio de Madrid, de su cercanía con la gente, etc.

Don Carlos en su sencillez, da la mano no como la mayoría de los obispos -dice el entusiasta cronista de "El País", feroz anticlerical Juan F. Bedoya- que la ponen para que los fieles la besen reverentemente y sumisa inclinación. Por eso dice, no tiene mano de obispo.

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