lunes, 9 de febrero de 2015

la gala de los "Goyas"



Este año la ceremonia de los Goyas  ha sido la fiesta de la euforia. No sólo todo va bien, sino más que bien en el cine español. Ya no hay la crispación que hubo en otras ediciones; se ha abandonado los pronunciamientos reivindicaciones y mensajes de indignación política. El ministro Wert ha acudido a la gala y aunque le lanzaron alguna andanada estuvo bien cómodo. También andaba por allí  el inefable Pedro Sánchez.


El reparto de premios ha sido el más o menos esperado, con una distribución de ellos  parece bastante justa. La película  “de oro”, porque ha ingresado un montón de euros en taquilla, se llevó tres Goyas: suficientes pues no pasa de ser un sainete costumbrista desaprovechado.

Me llegó a emocionar el discurso de Antonio Banderas, por su sincera, sencilla y humilde humanidad, por su escaso relumbrón a pesar de ser el cineasta español hoy en día de más prestigio en el mundo de Hollywood. He de decir que a mí su filmografía, ni fu ni fa.

Se veía a ellas y ellos, sobre todo los jóvenes actores-promesas metidos muy en lo suyo: intentando llamar la atención. Algunas en su rostro  con kilos de maquillaje y con vestiditos a la última moda, los chicos también muy presumidos: a fin de cuentas este acto es también un desfile de modas y un concurso de peluqueros.

Algunos de los números musicales que iban rellenando el acto eran bastante aburridos. Y la presentación  y dirección de la ceremonia a cargo de Dani Rovira (el actor-revelacion de “Ocho apellidos vascos”), en muchos momentos era forzada: en la primera parte aun hizo reír pero en la segunda, con aquello de los tráileres gestualizados y verbalizados provocaba sonrisas congeladas.

En resumen, iremos a ver las películas premiadas -vale la pena- pues hay buen cine dentro de ellas: y también pedimos que el fisco baje el IVA del  21% del cine y la cultura. Y así bajará el precio de las entradas y el cine español tendrá más público.



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