sábado, 15 de agosto de 2015

Mi viaje a Canadá

Lago Esmeralda en el Parque Nacional de Bannf (Alberta)

Durante diez días he estado de viaje, visitando el oeste del Canadá. Me ha sido dado disfrutar, acompañado de muy buenos amigos, de la experiencia gratificante de los más hermosos paisajes naturales nunca vistos, de pasera por las calles de sus grandes ciudades: Calgary, Victoria, Vancouver.

Con un muy buen tiempo en general, y un clima suave, constato una vez más que en el fondo todo el mundo – ¡nunca me he creído eso de vivir en “la millor terreta del mon”!- es muy parecido con las diferencias propias que la geografía, la historia y la cultura marcan. Ritmos de trabajo que se plasman según hábitos y costumbres diferentes, la gente que pasa su tiempo de ocio y vacaciones adaptadas a sus entornos naturales… al final todo es lo mismo: unidos todos en esa gran fraternidad universal que es la humanidad.

Robson mountain (3.954m)

A mí como amante de la montaña, me recordaba todo a mis Pirineos que conozco bastante bien, aunque a lo grande, más que a lo grandeComo cinéfilo, muchos de sus paisajes me remitían a las películas del oeste, sobre todo las del gran director Anthony Mann (aquellas de tramperos, buscadores de oro, indios que intentaban defender sus territorios, chinos construyendo el ferrocarril, guías de caravanas que tenían que superar los pasos de las montañas…).


Si tuviera, a primera impresión, que elegir algunas de las maravillosas cosas que he visto: escogería el Lago Esmeralda y el majestuoso monte Robson, el más alto (3954 m.) de las Montañas Rocosas canadienses.         

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