jueves, 17 de diciembre de 2015

Una gran pelicula de espías "spielbergianos",


El puente de los espías”, es la última película del director Steven Spielberg. Y es una película al cien por cien  "spielbergiana", fiel al modo de hacer de este director y gran cineasta: sus mensajes y temas, sus citas, gustos y guiños cinéfilos, su amor a los géneros, su discurso familiar y humanista y, cómo  no, su sentido de la puesta en escena, para mí a veces discutible. Pero aquí, sabia y armónicamente sitúa plano a plano y sin que le sobre uno, su historia.

La película comienza con diez minutos prodigiosos: una admirables secuencia donde sin mediar casi palabra, nos presenta a los dos principales personajes: el espía ruso (Mark Reylance, qué soberbio actor), el abogado defensor  (un Tom Hamks, que a mí personalmente no me dice nada, siempre me parece “Forrest Gump”). Spielberg es un discípulo aventajado, aplicado y sobresaliente de Hitchcock y esta secuencia, y otras más, está llena de homenajes al director maestro del suspense que hizo algo parecido en “Topaz”. Hacia ya a la mitad del filme, cuando parece que el asunto narrativo está ya agotado, la película da un giro en donde de nuevo prende la atención y el interés del espectador. Éste acierto atribuible sin duda a la escritura del guión hace que el espectador se fije en quien lo ha escrito: los hermanos Cohen. Hay que aplaudir también el acierto de los diálogos y el perfecto perfilado de los personajes.



En El puente de los espías”, Steven Spielberg vuelve una vez más a presentarnos a un personaje digno de toda admiración y alabanza, un hombre que quiere seguir el dictado de su conciencia, contra todos, e intenta por todos los medios, hacer el bien y ayudar a los demás. En algún momento pensé en “La lista de Schindler”, al considerar el perfil humano del protagonista. Es muy digno de resaltar que en medio de tantos personajes y protagonistas ruines o cuando no baladíes del cine contemporáneo, verdaderos antiheroes,  se nos presente a este hombre, el abogado de la película, como un ser íntegro, solidario, honrado: también recuerda Atticus, el protagonista de "Matar a un ruiseñor". La mirada hacia la infancia, la presencia de la televisión tan recurrente en el cine de Spielberg, se muestra igualmente así como y la importancia del núcleo familiar.

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