jueves, 28 de enero de 2016

Todas las mañanas del mundo son caminos que no retornan



Tarde de cine en la Universidad Católica. Como cada mes en el cine fórum que dirijo, hemos visto una película preciosa que creo que no han llegado a disfrutar los miembros del  Aula “Cátedra doctor Barcia Goyanes”  donde se da el ciclo de películas. La película era "Todas las mañanas del mundo" del director francés Alain Corneau. Su argumento cuenta las espinosas relaciones entre el señor de Saint Colombe, maestro de viola de gamba, y su discípulo Marin Marais, músico en la corte de Luis XIV.

La película es un prodigio de belleza y sensibilidad: aunque muy francesa, y por tanto muy "artística"; interpretación, fotografía muy pictórica inspairada en Le Tour, diálogos, y sobre todo la música (interpretada por Jordi Savall) son un auténtico regalo para la vista y los oídos. Una profunda reflexión sobre lo que es el arte en general y aquí la música en concreto: la lengua de los silencios, la lengua de los que no son, la lengua de los muertos.


Pero  creo que no ha llegado a su público: tal vez la precariedad de la proyección (una imagen demasiado oscura), y también la incomodidad de la sala en la que han visto el filme han provocado que el coloquio fuera muy disperso y pobre. Mal asunto: algunos decían que era muy lenta, otros que era muy triste. Una verdadera lástima, pues "Todas las mañanas del mundo"  es una película para ser verdaderamente disfrutada.

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