miércoles, 27 de abril de 2016

Adiós, Padre Barrachina

El Claustro de Santo Espíritu en Gilet

La " hermana muerte" (así la llamaba San Francisco de Asís) se ha llevado de este mundo al hermano José Miguel Barrachina, fraile franciscano. Falleció casi repentinamente el lunes y ayer se le dio sepultura. Yo estuve allí, en el convento de Santo Espíritu del Monte, de Gilet, para despedirle como compañero  sacerdote y también amigo.

Mi último rato con él fue precisamente en el claustro, sencillo y muy hermoso, de dicho monasterio. Estaba yo haciendo ejercicios espirituales en su convento. Ya era muy mayor y su memoria comenzaba a tener muchos vacíos. Conversamos paseando un buen rato aunque yo ya me daba cuenta que a veces sus palabras y pensamientos se iban por otros horizontes.

Fue un fraile que en su corazón se parecía enormemente a lo que pudo ser Francisco de Asís, el fundador de su orden. Sencillo y afable siempre con una sonrisa acogedora que era una caricia para aquel que se encontraba y hablaba con él. Poseía una vasta cultura y la música había sido su afición favorita como hijo de Llíria que era.

La ceremonia de su sepelio ha sido para mí muy emotiva. Éramos entre curas y frailes muchos concelebrantes. También muchos los seglares sobre todo de Llíria, los que han asistido. La belleza sentida de la liturgia católica de los funerales se ha juntado también con el espíritu franciscano de la ceremonia. Después de la misa de funeral hemos acompañado el féretro que guardaba los restos mortales del padre Barrachina, rezando las letanías de los santos por el vial de cipreses hasta el corazón del bosque conduce a la pequeña capilla-cementerio donde recibieron sepultura junto a ptros frailes franciscanos que vivieron en ese monasterio enclavado en ese rincón maravilloso de la sierra Calderona.

Descanse en paz este buen fraile y mejor amigo.



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