domingo, 10 de julio de 2016

La montaña de Benasque



Aprovechando una ocasión, he estado unos días descansando en Benasque, en lo más profundo del Pirineo. Ahora ya estoy de vuelta en la ciudad, en mi trabajo parroquial, cumpliendo con mis deberes que en julio y agosto son leves. Sienta muy bien el romper unos días la rutina y descansar. Volveré ya otra vez, dentro de unos días, para alargar mis vacaciones, Y así mitigar unos días el agobio del calor veraniego y cobrar fuerzas para el curso que viene.

Romper la rutina, cambiar de espacio físico es desde luego una buena fuente de descanso. Y cuando esa actividad consiste en andar por sendas subiendo montañas, contemplar hermosos paisajes, respirar aire puro, pasear por los frondosos bosques llenos de silencio sólo roto por el fragor de las cascadas, el correr rumoroso de los riachuelos y el canto de los pájaros, desde luego, me hace sentir un privilegiado.

El valle de Benasque y sus alrededores construidos por las más bravas montañas del Pirineo ofrece todo esto y muchas cosas más. Vanamente intento a veces recogerlas en la cámara fotográfica y cuyas imágenes captadas, después disfruto en medio de la vida cotidiana y como alivio de la faena pastoral. Me siento muy feliz por poder disfrutar con todo esto.


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