miércoles, 23 de noviembre de 2016

Teología en un taxi


Cuando subo a un taxi, para mí lo ideal es hacer el trayecto en silencio. Repaso los papeles que voy a utilizar en el asunto que voy a arreglar, o miro y contesto los WhatsApps pendientes en el teléfono. Si el trayecto es más largo, leo en mi ebook o miro el periódico. A veces el taxista tiene deseos de hablar y yo gustosamente mantengo la conversación que suele ser siempre bastante baladí: que si el tiempo que hace, o cómo anda el tráfico o protestar por las cosas que hace el Ayuntamiento. Pero otras veces las conversaciones se tornan muy interesantes como lo que me ocurrió ayer cuando el taxista escuchó la orden de que me llevara hasta la Facultad de Teología. Aunque no suelo vestir  el clergyman, sí que visto con ropa oscura, a la manera de un cura.

¡Claro, -me espetó el conductor del taxi -...usted creerá en Dios!
-Hombre, pues sí... - le contesté.
-Yo no… -continuó el taxista, modulando suavemente la voz- ... pero para usted, ¿que es Dios?- acabó preguntándome.

Aunque uno puede parecer acostumbrados hablar de estas cuestiones,  no es fácil de repente responder a esta pregunta queriendo a la vez estar lo más acertado e incluso cumplir el deseo de poder ayudarle a responder a algo que necesita cierto tiempo para explicarlo. Así que yo le dije que para mí Dios era alguien personal, como un amigo íntimo o un padre que te quiere y en el que puedes totalmente confiar. El taxista me dijo que para él era una fantasía creada por el hombre para suplir una necesidad de seguridad y protección ante la dureza de la vida humana. (Por la manera de expresarse parecía un hombre bastante culto o leído).Le respondí que quizá podría ser una necesidad humana, pero eso no es obstáculo para que Dios deje de existir. (La conversación siguió por derroteros cada vez más altos y profundos, parecía una clase de teología fundamental dada en un vehículo).Ya llegando al punto de destino, me preguntó sobre la homosexualidad y qué pensaba la iglesia sobre ese asunto porque algunos curas que habían subido también a ese taxi le habían hablado de perversiones y condenaciones.


Ni que decir tiene que el trayecto se hizo brevísimo, y que bajé del taxi pensando en tanta gente que necesita, aunque no nos lo parezca, hablar de estos grandes asuntos.

2 comentarios:

  1. Hola, muy interesante post, como siempre. Te escribo para una pequeña corrección sintáctica, y luego borra el comentario, por favor.
    "pero eso no es obstáculo para que Dios deje de existir." dice lo contrario de lo que quieres decir: quieres decir que el hecho de que pueda cubrir una necesidad humana no impide que Dios exista, entonces sería: "pero eso no es obstáculo para que Dios exista", o bien "pero no por eso Dios deja de existir".
    Gracias por el blog y que tengas un feliz año.

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