domingo, 26 de febrero de 2017

De pájaros y lirios del campo.


Así que aquí tenemos el dinero, los bienes materiales, nuestras posesiones, nuestra salud, nuestras esperanzas de futuro. Todo ello, sin duda nos preocupa grandemente. ¿Qué actitud entonces he de tener yo que soy creyente cristiano ante todo eso? ¿Temblaré ante el mañana que hoy me parece tan poco halagüeño? En que me habré de diferenciar de la actitud o postura que pueda adoptar el que no comparte la fe en Jesucristo?

Admitir que todo eso, aún teniendo fe, puede provocar desasosiego y cuando no angustia,  también sería cerrar los ojos a una realidad que tenemos delante. Nunca mejor dicho: de la golosina de la vida quizá podamos disfrutar en el presente, pero ¿y en el futuro? Eso es quizá lo que a muchos nos quita el sueño, nos puede desesperar y angustiar.


Y desde la mirada de Dios, desde Jesús de Nazaret, la cosa está bien clara. "Ni un pelo de mi cabeza se cae sin su permiso".  Un gorrión tiene un valor infinito para Dios, una florecilla del campo es una obra primorosa de Él, ¿qué seremos entonces cada uno de nosotros, hombres y mujeres, creados con aquellas manos manchadas de arcilla de Dios?

 Nos lo dice Jesús en el Evangelio de este domingo: "Buscar primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura" La confianza que nace entonces en nuestro corazón es el signo de la  respuesta del amor que Dios nos tiene.


Mañana, en la celebración de la misa de familias que celebraremos, llevaré la jaula de mi pequeño canario "plumirrojo", mi mascota, que mostraré a todos los niños para que con el pajarillo compartamos nuestra alegría por el vivir de hoy y por el generoso futuro que Dios sin duda mañana nos regalará.

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