viernes, 15 de septiembre de 2017

PAISAJES ANTES Y DESPUÉS DE LA TORMENTA EN EL CINE


Es interesante saber que en el buen cine, detrás de la espectacularidad aparatosa que muestra la pantalla, se reflexiona a través de las vidas personales de los que padecen lo que siente el interior humano: como se dice, el paisaje que se ve después de la batalla: la desolación, la pérdida de la inocencia, la desesperación, el miedo y la impotencia. Pero también las buenas películas, prestando menos atención a la destrucción, nos muestran así mismo grandes valores, situaciones sublimes, como son el sacrificio, el arrojo y el coraje, la solidaridad, la generosidad, la capacidad de supervivencia. En resumen: el aprecio y la defensa de la vida.

LA TORMENTA PERFECTA. (EEUU, 2000) de Wolfgang Petersen.
Un barco de pesca capitaneado por un veterano pescador con una pequeña tripulación cuyas últimas salidas se han saldado con paupérrimas capturas, busca un golpe de suerte que haga cambiar esta mala racha. Se internan entonces en el un lugar del océano más allá de las zonas frecuentadas por los pescadores. Lo que ignora es que, a la zona donde faena, se está aproximando la tormenta más aterradora y destructiva que se pueda concebir. Nos muestra de un modo convincente y real, aunque construido artificiosamente, el mayor espectáculo de un mar embravecido. También, el arrojo, la peligrosidad y solidaridad del mundo lleno  de riesgos de los pescadores.

EL VIENTO NOS LLEVARÁ(Irán, 1991) de Abbas Kiarostami
Es la segunda entrega de una trilogía de películas, esta vez centrada en los devastadores efectos de un terremoto que afectó Irán en 1990, justo sobre la zona en la que su director rodó la primera entrega. Allí, entre ruinas y escombros, el cineasta iraní se pregunta qué habrá sido de los niños que actuaron en la película. La delicada preocupación por los que sobrevivieron, el esfuerzo por reconstruir el poblado y sus vidas son admirables.




Ryota es un escritor prometedor que se halla en punto muerto. Enganchado al juego, gasta todo su precario sueldo de detective privado y no puede pagar la pensión alimenticia de su hijo de 11 años. Ahora Ryota intenta ganarse nuevamente la confianza de sus seres queridos y formar parte de la vida de su hijo. La situación no parece fácil, pero un día una enorme tormenta obliga a toda la familia a pasar una noche juntos. Es un filme lleno de un fuerte humanismo, lleno de sensibilidad y donde la familia, sus lazos y relaciones tienen suma importancia.

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