viernes, 17 de noviembre de 2017

JESÚS NO ERA UN CURA



Asisto a una conferencia de cierto rango acompañando a un inminente autor de vezado en Historia de la iglesia. Estoy sentado al lado de él, en la tribuna presidencial. Aparece en su disertación el tema de la iglesia Primitiva y la aparición restrictiva del clero sobre el laicado. El texto del evangelio de hace dos domingos,  que nos presenta a Jesús enfrentado críticamente a los fariseos y a los doctores de la ley y por extensión, a sacerdotes y levitas del templo, te da al pista y te hace pensar y caer en la cuenta evidente de que Jesús de Nazaret fue siempre un seglar que se enfrentó a veces muy abiertamente con su iglesia establecida que en su tiempo era la de la religión judía representada por la ”Cátedra de Moisés”, por la institución de Templo, por la sinagoga. 

Creo que es muy importante que esto se recuerde a los cristianos sencillos porque ciertos miembros del clero católico actual,  con sus dichos y conductas parece querer ocultarlo. Si por ellos fueran, muchos clérigos de ahora -no digamos muchos jerarcas de cierta  iglesia conservadora- vestiría al bueno de Jesucristo con clergyman o con sotana, hábitos talares muy idóneos para ciertas actividades de la Iglesia.

Si uno observa detenidamente lo que dice Jesús de los clérigos y teólogos de su tiempo y de la religión que el practicaba (la fundada por Moisés), Jesús se nos descubre como un furibundo anticlerical, consciente, critico, sereno y maduro, que sabía separar muy bien la trigo dela paja cuando criticaba a los que mandaban espiritual y moralmente a los fieles israelitas.

Lo lamentable es que hoy también se da este fenómeno del clericalismo que mangonea en ciertas parcelas de nuestra iglesia de hoy. Quiero pensar que el poder de los clérigos está en retroceso, pero que no por ello hay que bajar la guardia. Jesús de Nazaret tenía muchos amigos entre los fariseos y sabios de su tiempo, pero no por ello se callaba ante los abusos clericales. En ese sentido, un cierto anticlericalismo ponderado y justo es positivo y sano.


Hay que invertir pues el orden de la Iglesia, los laicos sean los que lleven y conduzcan y los sacerdotes , obispos, y otros , quienes sirvan a éstos. ¿Será esto una utopía o es esto una herejía?

2 comentarios:

  1. Cuando crecí espiritualmente y mi fe maduró, sentí una gran paz interior, que no me la había dado todos los sermones escuchados a lo largo de mi vida. El cristiano no debe conformarse con la fe del “ carbonero”.

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