jueves, 8 de febrero de 2018

DELITOS Y FALTAS: PRISIÓN PERMANENTE REVISABLE.



Estos días hay una gran marejada política a raíz del tema de la prisión permanente revisable, que a raíz de algunos horrendos crímenes ocurridos recientemente, y cuyos autores han sido descubiertos, han provocado replantearse. Espinoso asunto, donde unos están a favor y otros en contra y donde las posturas políticas acomodaticias demagógicas y estratégicas y la primaria reacción social pueden jugar malas pasadas.

Sin ser expertos ni especialistas en derecho penal, todos entendemos muy bien que la sociedad tiene el derecho y el deber defenderse de toda amenaza que haga peligrar su pervivencia y sus derechos más fundamentales. Pero la penalización de todos los delitos y especialmente a los más graves, no debe ser una venganza ni una satisfacción desproporcionada a los ofendidos. También y nunca se debe olvidar que las monstruosidades que cometen los criminales están realizadas por monstruos…. humanos. Aunque oculto por el horror, debajo de la capa de maldad vive un ser humano. Poor eso esta cuestión del castigo debe ser estudiada y tratada con la mayor asepsia, con infinito cuidado.

La pena de muerte ha sido la pena mayor impuesta en muchos códigos penales, pero por fortuna es algo que va en retroceso ya en muchas sociedades en las que ha habido un amplio debate acerca de los aspectos éticos de tan grave medida: los sentimientos de venganza que produce en las familias de la víctima, la capacidad de conducir al
arrepentimiento a los sentenciados, los errores judiciales… Muchas películas han sabido plasmar en la pantalla con espíritu crítico y también con mucha angustia la situación que muchos hombres y mujeres condenados a la pena capital. Por ejemplo, “¡Quiero vivir!”, “El verdugo”, “Ejecución inminente”, “La milla verde”, “Pena de muerte”, “Sophie Sckoll, los últimos días”.

BAILAR EN LA OSCURIDAD 
(Dinamarca, 2000) de Lars von Triers
Selma, inmigrante checa y madre soltera, trabaja en la fábrica de un pueblo de los Estados Unidos. La única vía de escape a tan rutinaria vida es su pasión por la música, especialmente por las canciones y los números de baile de los musicales clásicos de Hollywood. Selma esconde un triste secreto: está perdiendo la vista, pero lo peor es que su hijo también se quedará ciego, si ella no consigue, a tiempo, el dinero suficiente para que se opere. 

Lars von Triers - niño terrible del cine- nos hace un filme con números musicales, con una gran profundidad en los personajes y que es a la vez una tragedia llena de un gran espíritu religioso y evangélico.

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