jueves, 8 de febrero de 2018

LA LEJANÍA GENERACIONAL


Ayer estuve participando en las "Escholas Ciudadanía", una especie de programa educativo  para escolares promovido por la Iglesia. Acudí al colegio Pío XII donde estaban reunidos muchísimos alumnos de 4º de Secundaria para durante una semana realizar coloquios, encuentros y talleres sobre temas y valores educativos que a ellos les interesa y han elegido. A mí se me convocó como especialista para hablarles, en una especie de seminario, sobre el tema de la violencia de genero y el machismo tal como aparece en el cine (estereotipos, argumentos, filmografía, etc.). 

Aunque no salí muy satisfecho de mi actuación (quizá porque me avisaron con muy poca antelación y no conocía bien la metodología) sí que me hizo recordar viejos tiempos de cuando yo andaba dedicado en gran parte de mi vida diaria a la enseñanza en el instituto. Tampoco son tan viejos esos tiempos -harán unos ocho o nueve años-, pero ocurre que cuanto más mayor te haces, la vivencia del tiempo y su percepción son tan especiales... Sientes que el tiempo presente que se escapa rápidamente, como la arena que huye de tus dedos que agarras en un puño,  y el recuerdo del pasado aparece siempre muy vívido y otras como tiempo dilatado.


Pero sí que también sentí en esa mañana que estuve con ellos, durante la charla-coloquio, la sensación de una gran lejanía con estos chicos y chicas. La memoria salta a cuando tenías esa misma edad y ves con sorpresa y pavor la abismal diferencia que existe entre lo que viví con mi propia generación y las vivencias, experiencias y situaciones tan distintas de los que hoy son adolescentes. Aunque mi adolescencia fue algo especial pues la viví en un riguroso internado, supongo que algunas de esas experiencias serán las mismas aunque vividas de otra manera: la soledad, las expectativas y esperanzas, la curiosidad y el ansia de aprender y descubrir.

Al final te quedas con una especie de sentimiento de melancolía y nostalgia por el tiempo pasado pero a la vez te reafirmas de que, pese a las distintas dificultades y pruebas que te pone la vida,  tu tiempo también fue maravilloso. Dando gracias a Dios por la vida que has pasado, te sientes orgulloso y feliz de lo que viviste.

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