sábado, 7 de abril de 2018

UN DOLOR INCONMENSURABLE



¡Estamos con vosotros!

A Juan y a Encarna yo los conozco desde hace muchos años. Ocurrió cuando, con unos cuantos más amigos, nos empeñamos en fundar la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío aquí, en Valencia. Forman una pareja muy sencilla, llana y noble. Siempre he podido contar con su gran amistad. Aman profundamente a la Virgen del Rocío.

Como la de tantos otros, su vida no ha sido fácil. Ya se sabe, problemas de trabajo, de familia, de hijos… con gran voluntad y esfuerzo y con la ayuda del Señor  y su Santísima Madre la Virgen del Rocío han ido superándolos. Pero ahora les ha sobrevenido un terrible suceso: su hijo Alejandro ha fallecido repentinamente hoy y mañana será su entierro.

En cierto modo les ha ocurrido lo peor que puede suceder a un ser humano: vivir la muerte de un joven hijo. En labios de la Virgen María, Dolorosa, se ponen estas palabras bíblicas: "Mirad y ved si hay dolor más grande que este”. Es lo que Encarnita y Juan ahora estarán sintiendo. A su dolor me uno, al igual que lo hacen todos sus numerosos amigos y hermanos rocieros.


Pienso ahora en la Santísima Virgen, la Madre, y le pido que les consuele y ayude y que les dé el mismo corazón lleno de coraje y esperanza: su hijo Alejandro está allá en la otra orilla de la vida, junto a Dios y su Madre. En la Marismas del Cielo, allí él os espera, cuando el Señor -también a nosotros-, os llame.

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