domingo, 22 de abril de 2012

Estatuas de sal en Wielczka


"Salados" niños polacos con sus madres posan como recuerdo de la visita

En Wieliczka hay una gigantesca mina subterránea de sal, antes en explotación industrial y ahora en explotación comercial dedicada a los turistas y a la producción de “souvenirs”. Es una de los primeros lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Y Polonia orgullosa, lo muestra como una de sus joyas turísticas.

Es toda una montaña de cloruro sódico mezclado con otros minerales que da a la sal cristalizada que se extrae, bonitos colores y que en su explotación, después de siglos, se han abierto larguísimas galerías, anchas y cómodas, espacios amplísimos, que son capillas, salas de estar y hasta salones palaciegos que convierten esos laberínticos pasadizos en un paseo amable, pese a lo oscuro (se ha solucionado con una buena iluminación) y claustrofóbico que naturalmente es.

Estatuas de sal (mineros extrayendo el otrora preciado producto, viejos reyes polacos, héroes nacionales, gnomos trabajando en las entrañas de la tierra, crucifijos, vírgenes y santos –no podía faltar la imagen gigante de Juan Pablo II) se muestran en las distintas salas y capillas que a lo largo de no sé cuantos kilómetros de pasillos, como un laberinto, recorren la mina.

Turistas españoles descansan del paseo subterráneo

Procuré no mirar hacia atrás no fuera que me ocurriera igual que a la mujer de Lot.

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